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Adicciones: Biodesprogramación
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En esta entrada conocerás qué son las adicciones y su significado emocional desde la Biodesprogramación de Fernando Sánchez.
Las adicciones son un trastorno mental crónico en el que la persona consume de manera compulsiva ciertos productos, sustancias o realiza ciertas acciones que se vuelven una necesidad y acarrean consecuencias negativas físicas, psicológicas y sociales. Se considera adicción cuando hay un patrón constante de consumo durante un tiempo prolongado y constante de mínimo 1 año.
Se considera que las adicciones se dan por una búsqueda constante de recompensa o alivio a través del uso de determinadas sustancias o la realización de determinadas acciones. Sin embargo, en cada caso se pueden encontrar motivos diferentes por los que una persona inicie una adicción. De la misma manera, los síntomas que una persona puede tener en una adicción dependen del tipo de adicción, de su gravedad y de la propia persona; algunos síntomas pueden ser:
- Necesidad del consumo, producto o acción.
- Incapacidad de controlar las conductas.
- Irritabilidad o actitud defensiva.
- La persona adicta tiene problemas para identificar los problemas con su adicción.
- La calidad de vida de la persona se afecta.
- Problemas laborales, económicos, académicos, sociales o familiares.
- Si la persona llega a darse cuenta de su problema y tiene dificultad para abstenerse de su adicción, pese a que intente hacerlo; puede tener temporadas de abstinencia.
- Dedica mucho tiempo a actividades que le puedan proporcionar los recursos para conseguir su objeto de adicción.
- Prioriza su adicción por encima de relaciones sociales o laborales.
Algunas de las adicciones más comunes pueden ser:
- Tabaco.
- Alcohol.
- Tranquilizantes.
- Cannabis y derivados.
- Apuestas.
- Compras.
- Videojuegos.
- Trabajo.
- Relaciones sexuales.
- Redes sociales.
Las adicciones a sustancias o drogas, como cannabis, son más graves porque van rápidamente desde el torrente sanguíneo hasta el cerebro, lo que produce cambios en la conducta. Sin embargo, estos cambios no son notables al principio, ya que la persona siente una sensación muy placentera al consumir la sustancia, por lo que los daños negativos se van dando a largo plazo.
Las adicciones a las sustancias pueden causar tolerancia, por lo que cada vez la persona tiene una necesidad de consumir más; y, si la persona intenta dejar su adicción, puede aparecer el síndrome de abstinencia, que es el conjunto de reacciones físicas y psicológicas que suceden cuando una persona deja de consumir la sustancia de golpe o consume menos de su dosis.
Las adicciones desde la Biodesprogramación:
Las adicciones, como se ve en la información anterior, pueden ser muy variadas y, de igual forma, tener causas muy diversas. ¿Cuáles son las causas emocionales que podrían causar adicciones? A continuación te explico.
De manera general, desde la biodesprogramación entendemos que las causas emocionales de las adicciones se relacionan con conflictos no resueltos y no comprendidos que se están evitando enfrentar o que no se conocen sus causas.
Vamos por partes. Para empezar, los problemas de adicciones tienen sus causas en la relación con los padres y en conflictos con el árbol transgeneracional. Por un lado, en la relación con los padres hay que buscar lo siguiente:
- Proyecto sentido. El proyecto sentido es todo aquello que ocurrió en el ámbito familiar, laboral, de pareja y personal de 6 a 9 meses antes de que la madre concibiera al bebé y hasta los 3 o 4 años después de que este haya nacido. En el caso de una persona con adicciones podemos encontrar proyectos sentido en el que no fueron deseados, hubo una falta de atención al embarazo o no hubo una conexión emocional con el bebé.
- Padres ausentes, violentos o sobreprotectores.
- En el árbol transgeneracional hay secretos, abandonos, cosas ocultas, violencia y la adicción puede ser el reflejo de todo eso que no ha salido.
La persona adicta suele creerse víctima de todo eso que no se ha sabido gestionar y empieza a caer en juicios: ¿por qué me tocó vivir esta situación? ¿Por qué esta relación no fue diferente? ¿Por qué a mí? En ese estado de víctima, la persona adicta busca que las personas que considera culpables paguen, creyendo que su adicción le sirve para que esas personas se sientan culpables y, en algunos casos de adicción a bebidas o sustancias, solo estando bajo la sensación de su adicción pueden enfrentar a esa persona o personas que quieren que pague.
Por lo tanto, en las adicciones encontramos una fuerte desvalorización por falta de amor, reconocimiento o protección. Cada adicción puede tener su causa y a continuación hablamos un poco de cada una:
Adicción al azúcar
La dulzura se relaciona directamente con el amor y, generalmente, con el amor de mamá. Una persona adicta al azúcar siente que a su vida le falta dulzura: generalmente encontramos en la persona que durante la infancia el padre o la madre, ambos o las personas a su cargo, no le dieron el amor que requería y existe un programante de que no tiene amor y, por lo tanto, no lo puede dar. Podemos entender que la persona está buscando el amor que no se atreve a recibir de los demás porque tiene miedo.
En el caso de la adicción a los refrescos, como la coca cola, podemos encontrar este mismo programante, de búsqueda de amor y, al mismo tiempo, búsqueda de diversión, (por las burbujas que son como un tipo de juego).
Adicción a las apuestas
En los juegos de azar podemos señalar los siguientes simbolismos:
- El juego de azar se relaciona con la masculinidad.
- La masculinidad representa la autoridad.
- La autoridad representa al padre.
- El objetivo del juego es el de obtener una recompensa, un reconocimiento.
Con estos simbolismos podemos decir que inconscientemente la persona adicta a las apuestas y a los juegos de azar está buscando un reconocimiento de la autoridad, del padre. En estos casos generalmente encontramos conflictos en los que el padre o la figura que representó autoridad nunca reconoció los logros, las emociones o las experiencias de la persona: la persona creció muy desvalorizada en estos términos y, al estar constantemente apostando, puede estar reparando o reviviendo el sentimiento, dependiendo de si gana o si pierde.
Adicción a las compras
En una persona que es adicta a las compras, por ejemplo zapatos, carros, ropa; o que es adicta a coleccionar cosas, podemos encontrar que hay memorias de que en otro tiempo, generalmente en la infancia, hubo carencias económicas o carencia de los objetos que la persona compra compulsivamente. Por ejemplo, si una mujer es adicta a comprar zapatos, podemos entender que en su infancia sus padres no tuvieron el suficiente dinero para comprarle zapatos o por alguna razón no le compraban zapatos.
También, las compras reflejan un vacío espiritual, emocional o amoroso: la persona trata de llenar afuera lo que no ha podido llenar dentro.
Adicción a las relaciones sexuales
En las personas que son adictas a las relaciones sexuales podemos encontrar los siguientes programantes:
- En el proyecto sentido, la persona pudo haber sido concebida en un acto en el que ambos padres tuvieron mucho placer.
- En el esquema familiar de la persona el tema de las relaciones sexuales está completamente cancelado: están en una polaridad opuesta a la de la familia, donde la persona se sale del patrón establecido y se permite lo que el esquema familiar no se ha permitido.
- En el árbol familiar podemos encontrar una persona, generalmente una mujer, ya sea madre o abuela, que fue obligada a sostener relaciones sexuales: por ejemplo, la abuela fue obligada por la familia o por la sociedad a casarse con un hombre y a durar con él toda la vida. La persona adicta a las relaciones sexuales generalmente es doble de esa persona y se ubica en la otra polaridad: disfruta del sexo y lo ejerce con libertad, decidiendo cuándo y con quién.
- De igual forma si dentro del árbol hay personas que hayan vivido la sexualidad con esa libertad, encontrando, por ejemplo, mujeres que se dedicaron a la prostitución, la persona puede estar repitiendo la tendencia.
Adicción a las sustancias: alcohol, drogas, etc.
En este tipo de adicciones solemos encontrar conflictos en los que la persona está evadiendo un trauma o una herida a través de sustancias que alteran su estado. La persona adicta se está poniendo una máscara, por lo que hay que ver, primero, qué sustancias está consumiendo y, segundo, qué acciones realiza, pues ahí está reflejando cuál es su herida y qué está intentando reparar.
Encontramos que la persona adicta vivió una herida que la desvalorizó a tal punto que, en muchos casos, le provocó una falta de identidad y de dirección, por lo que en realidad son personas que tienen mucho miedo. Es importante mencionar que el adicto vive del inconsciente, porque está tratando de alcanzar algo que conscientemente le parece imposible. Lo entenderemos mejor con las cinco heridas que pueden provocar adicciones:
- Heridas de rechazo. Generalmente la herida se produce del padre al hijo y de la madre a la hija. En estos casos las personas suelen consumir alcohol y son personas que, borrachas o dentro de la adicción, son melancólicas.
- Heridas de humillación. La persona fue constantemente desvalorizada, se le hacía sentir que no valía, que todo lo hacía mal. La persona se siente atrapada y su mayor miedo es la libertad: esta persona, al estar bajo los influjos de alguna sustancia, se da el permiso de ser libre, de hacer lo que en otros términos no se atreve, quizá desvalorizando constantemente a otras personas o buscando muchos conflictos.
- Heridas de abandono. Se puede dar por padres que trabajaban mucho y dejaban solo al niño, padres que directamente se fueron, ya sea uno o ambos y que, por ejemplo, dejaron al niño con otros familiares o completamente solos. Las personas con estas heridas son muy dependientes, la soledad les afecta mucho: al estar bajo los influjos de una sustancia se atreven a llorar ese abandono y, al igual que en la herida de rechazo, suelen volverse muy melancólicos; además, pueden ponerse paranoicos porque sienten que los van a abandonar.
- Heridas de traición. Los padres o figuras más importantes para el niño prometieron algo y no cumplieron; o simplemente hicieron algo que al niño le modificó toda su percepción de lealtad y confianza. Por ejemplo, si el padre le promete al niño que no se va a separar de su madre y no se va a ir de la casa, y al final se da el divorcio y se va, el niño considera esto como traición. En este caso la persona puede tomar sustancias para sentirse poderoso y así sentir que no lo van a volver a traicionar; o toma sustancias para no crear vínculos y que la gente no lo pueda traicionar.
- Heridas de injusticia. Se da generalmente en casos en los que a la persona se le exigió ser el número uno, se le exigió la perfección y no ha podido liberarse de ese peso; o en casos en los que fueron golpeados o violentados. Generalmente son personas que, bajo los efectos de la sustancia, se permiten ser violentos, se permiten llorar o se permiten liberarse de esa perfección. Al final, la sustancia les permite liberarse y por eso se vuelve un ciclo de adicción, porque la persona no alcanza la libertad mas que cuando consume.
La persona adicta puede tener un deseo constante de querer dejar la adicción, pero si no trabaja adecuadamente la herida, cuando alguien lo vuelva a hacer sentir de esa manera, como su padre o madre lo hicieron sentir, va a sentir la necesidad de volver a la sustancia: por eso la persona puede vivir varios periodos de abstinencia, pero al final termina volviendo.
Para encontrar el programante, sirve ver qué sustancias consume la persona y revisar los simbolismos que tiene, por ejemplo:
- Tabaco: existe una dependencia con la madre, con el territorio. El humo sería una manera de marcar territorio y el gesto de aspirar con fuerza refleja una necesidad, inconsciente, de tomar aire, libertad. Este programa suele venir de una madre que fue muy asfixiante.
- Marihuana: simbólicamente la marihuana refleja una necesidad de búsqueda de identidad, paz y amor. También, al igual que el tabaco, refleja una madre asfixiante. La marihuana refleja una separación de los padres y una búsqueda de tener su propio espacio, un espacio seguro y tranquilo, como el vientre materno.
- Alcohol: podemos encontrar que hay padres separados, muy asfixiantes, ausentes, sobreprotectores o indiferentes. Se relaciona con el deseo de huir de las responsabilidades, no sentirse capaz de enfrentar una situación, con las ganas de querer unir a la familia o con el querer dejar de tener miedo ante ciertas situaciones. En el árbol hay que buscar abandonos, huérfanos o violencia.
- Cocaína: podemos encontrar un padre ausente, autoritario o castrante; problemas en casa y una fuerte necesidad de ser escuchado. Esta droga permite que a la persona le dejen de importar los juicios, las críticas o la pérdida y le ayuda a manejar el odio contra el padre y le da una sensación de que el sentimiento de rechazo no importa más. Se da generalmente en personas que fueron hijos no deseados.
- Cristal: encontramos un padre ausente o castrante. La persona tiene exigencias constantes de vivir al máximo, pero, al mismo tiempo, tiene miedo a la vida. Hay una contrariedad en el territorio.
- Éxtasis: encontramos conflictos con la familia. La persona no está conforme con la realidad e intenta evadirla.
- Heroína: encontramos problemas con la madre y problemas en casa. El simbolismo de esta droga se relaciona directamente con su nombre: la persona siente que ha fallado como héroe o heroína hacia otra persona, no pudo salvar o ayudar a alguien, siente que falló su búsqueda por ser mejor, no lo logra, etc. También hay una sensación de matarse a sí mismo para no matar a otros.
- Inhalables: la nariz representa la capacidad y necesidad de relacionarnos afectivamente con las personas, por lo tanto, las drogas de consumo nasal representan la incapacidad que tiene la persona de relacionarse interpersonalmente.
- Esteroides: se relaciona con la madre. La persona tiene conflictos encontrando su rol, quiere demostrar su hombría y no ser nada femenino. Podemos encontrar también heridas de traición.
Algo que nos puede ayudar es ver los efectos que tiene la droga en la persona: por ejemplo, la cocaína, que causa un efecto de agitación, se relaciona con la figura paterna, por lo que sustancias con efectos parecidos también se relacionarán con su figura. Por otra parte, la marihuana tiene efectos placebos y de relajación, por lo que simboliza a la figura materna, así que sustancias con efectos similares hay que relacionarlos con su figura.
Otras adicciones
- Trabajo: la persona busca una aprobación que seguramente viene de una falta de reconocimiento por parte del padre o la madre y, al mismo tiempo, podemos encontrar falta de reconocimiento en el árbol.
- Comida: la comida se relaciona con la relación con la madre o con la figura que fungió su función. Una adicción a la comida principalmente puede reflejar una búsqueda y necesidad por el amor de la madre. Otro significado, al igual que en la adicción a las compras, puede reflejar que la persona siente un vacío que debe de ser llenado.
Pareja: la búsqueda de pareja, en una primera instancia, suele relacionarse con una búsqueda del padre o la madre. Solemos intentar compensar las carencias que tuvimos con ellos en la pareja. Así entonces en las adicciones a tener pareja o a no estar solos, podemos encontrar que la persona está en una búsqueda de su padre o su madre y siente un vacío. Hay en el árbol separaciones, abandono y soledad.
Comprensión amorosa
El principal paso para ayudar a una persona adicta es no juzgarla; y, por el otro lado, el primer paso para que una persona adicta cambie, es que quiera hacerlo.
Las adicciones son el reflejo de conflictos que nos dañaron mucho y que no fueron comprendidos y, por lo tanto, que no fueron resueltos de la manera adecuada. Es importante que la persona interesada en cambiar busque esos conflictos y reconozca los juicios y rencores que todavía guarda por esa persona o por esa situación.
Reconociendo las situaciones, hay que reconocer las emociones, escribirlas o decirlas: pero es importante sacarlas y reconocer nuestras desvalorizaciones y miedos actuales y reconocer los primeros pasos para cambiar nuestra situación. Hay que posicionarse desde un lugar de aprendiz: hay que darnos cuenta de que no hay nada que reprochar, sino que aquellas experiencias fueron formas de aprender.
Es importante también que la madre y el padre tomen conciencia de la importancia de su rol, no nos referimos a que busquen la perfección, sino a que busquen la mejor manera de criar a sus hijos, desde el amor y la libertad y sin apego al resultado, tratando siempre de ser claros con las emociones y tomando conciencia de que sus hijos deben buscar ser mejor que ellos, no repetir sus mismos patrones o pagar por ellos: el padre y la madre deben trabajar en sus propias heridas para, así, tener las herramientas emocionales adecuadas para poder guiar a sus hijos.