En el caso del alzheimer está presente un conflicto de separación y agresión. El alzheimer también es una constelación esquizofrénica en la que hay dos conflictos de separación vividos con brutalidad. 

Nuestro cerebro es perfecto y siempre va actuar para nuestra protección, por lo que los síntomas del Alzheimer no son un accidente, sino una expresión del sentido de supervivencia de nuestro cuerpo. Es una respuesta ante el shock biológico de la separación. 

La necesidad biológica de pertenecer a un grupo social es innata en los seres humanos y tiene profundas raíces evolutivas. Durante miles de años, nuestros antepasados dependieron de la cooperación y la pertenencia a grupos para sobrevivir en un entorno hostil. Desde una perspectiva biológica, la pertenencia a un grupo social no solo brinda seguridad y apoyo emocional, sino que también tiene un impacto directo en nuestra salud. La conexión con otros y la pertenencia a un grupo social no son simplemente deseos emocionales, sino necesidades profundamente arraigadas en nuestra biología como seres humanos.

Desde el punto de vista del Biodesprogramación comprendemos que para que estos síntomas se desencadenen es necesario que existan 2 separaciones que sean vividas como brutales estas pueden ser: muertes, divorcios, abandono, pérdida del trabajo o del sentido de la vida. El Alzheimer suele presentarse en una edad avanzada, y esto tiene mucho sentido si tomamos en cuenta que en esta etapa de la vida, es común enfrentar una serie de cambios significativos y pérdidas personales. La partida de familiares o amigos cercanos, la transición al retiro laboral y alejamiento de los hijos y nietos por mudanzas o el crecimiento son desafíos que pueden vivirse como separaciones brutales.