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Artritis
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La artritis es la hinchazón, sensibilidad o degeneración de una o más de las articulaciones. Las articulaciones son estructuras anatómicas que facilitan el movimiento de las extremidades, aportan elasticidad y sirven de unión entre huesos y huesos y cartílagos; sin embargo, sin la cantidad usual de cartílago las articulaciones se dañan, al igual que los huesos, que empiezan a rozarse y eso es lo que causa dolor, inflamación y rigidez. Personas de todas las edades y sexos pueden sufrir de artritis, aunque es más común en mujeres y personas mayores.
Los síntomas y malestares de las articulaciones varían de leves a intensos y podemos señalar los siguientes:
- Hinchazón.
- Dolor, rigidez.
- Amplitud de movimiento disminuida de las articulaciones.
- Dolor crónico y dificultad para llevar a cabo actividades cotidianas: caminar y subir escaleras puede ser doloroso.
- Nudos en las articulaciones de los dedos.
- Algunos tipos de artritis también pueden afectar el corazón, los ojos, los pulmones, los riñones y la piel.
Existen varios tipos de artritis, puedes consultar algunos tipos en este diccionario.
La artritis desde la Biodesprogramación
Desde la biodesprogramación, todas las enfermedades terminadas en “itis” suelen estar relacionadas con la ira o la frustración ya que se vinculan con inflamaciones. En el caso específico de la artritis, la rigidez de las articulaciones es vista como un cierre, una rigidez de pensamientos, actitudes o comportamientos. Esto tiene que ver con una personalidad que tiende a ser demasiado inflexible, es demasiado rígido ante la crítica, demasiado exigente, criticón o demasiado orgulloso con relación a sí mismo, a los demás o a las situaciones, por lo que provoca una especie de acción retrógrada: “tengo la sensación de volver atrás, como si se me indicara hacer algo más en una dirección diferente, en vez de ir hacía delante”. El miedo, el orgullo o la falta de valoración propia pueden ocasionar el sentimiento de estar obligado, restringido, inmovilizado o encerrado.
La artritis también se relaciona con la desvalorización. Dependiendo de la zona donde se presente la artritis, los conflictos de desvalorización pueden ser los siguientes:
- Huesos del cráneo, vértebras cervicales, nuca. Conflicto de desvalorización moral-intelectual. Sentir injusticia, discordia, falta de libertad, honestidad o gratitud, indecencia, infidelidad, intolerancia, etc. Sentirse estúpido, no inteligente.
- Órbita ocular. Conflicto de desvalorización con relación a una incapacidad o defecto en el ojo.
- Maxilar superior e inferior. Conflicto de desvalorización por no poder morder, o por algún problema con el maxilar o barbilla.
- Hombro. Conflicto de desvalorización por pensar que no se es buena madre o buen hijo (diestros, hombro izquierdo); o que no se es buena pareja (diestros, hombro derecho); también hay sentimiento de falta de apoyo, ya sea que no me lo dan o no lo doy.
- Codos. Conflicto de desvalorización por no poder abrazar, sostener, tirar, empujar, rechazar, golpear, etc. El codo es el equivalente a la rodilla: por lo que hay conflicto de la ambición insatisfecha. También puede ser un sentimiento de falta de apoyo en el trabajo físico.
- Manos. Conflicto de desvalorización-torpeza. Pensar que se ha tratado a alguien de manera inapropiada, haber abordado un asunto de manera errónea, haber hecho algo mal, haber fracasado en alguna actividad con las manos. O bien, conflictos por no poder realizar esfuerzos o alguna actividad con la mano, por ejemplo, después de una fractura. Hay conflictos de querer golpear a alguien y no poder o sentimientos relacionados a una desvalorización en el trabajo.
- Dedos.
- Pulgar: representa al yo/ego/mi voluntad/yo lo hago/asertividad.
- Dedo índice: Acusación, amonestación, tener la razón. Juicio hacia una persona o situación.
- Dedo medio: Expresa desprecio (dedo vulgar), también está relacionado con la sexualidad.
- Dedo anular: Convivencia, alianza, lealtad, compromiso.
- Dedo meñique: Está fuera del ámbito de influencia directa, periferia (por ejemplo, los nietos). Sentirme desilusionado por una situación o persona: algo me quedó chico.
- Vértebras dorsales. Conflicto de desvalorización por ser doblegado por la vida. Sentirse humillado o inferior. Conflicto por dejarse empequeñecer. O bien, conflicto de desvalorización porque algo no está bien en la zona del tórax.
- Esternón, costillas. Conflicto de desvalorización por algún malestar local, por ejemplo, por cáncer de mama.
- Vértebras lumbares. Conflicto por sentir que no se puede soportar más la presión. O bien, conflicto por algún malestar, por ejemplo, a causa de un diagnóstico de cáncer intestinal o por hemorroides. También quitarme a alguien de encima.
- Coxis, hueso del pubis y huesos ilíacos. Conflictos a menudo relacionados con la sexualidad o la potencia. También hay conflictos si hay un sentimiento de ser abusado o si se fue abusado; si no se reconoce, podemos buscar si hay abusos en el árbol familiar.
- Isquion. Conflicto de desvalorización por no poseer o dejar pasar algo.
- Caderas y cuello del fémur. Conflicto de desvalorización por no poder soportar algo.
- Rodilla. Conflicto de desvalorización deportiva. Conflicto por falta de reconocimiento, por la ambición insatisfecha. O bien conflicto de desvalorización por no poder correr, saltar, pisar, etc. También, conflictos relacionados a la obediencia (arrodillarse delante de alguien/en la iglesia). Sentirme sometido, “me obligan”.
- Articulación del tobillo, pie, dedos de los pies. No poder soportar a una persona o situación. Conflicto de desvalorización por no poder correr, saltar, pisar, frenar, etc. Conflicto de duda para tomar una decisión, “no sé si saltar”.
La artritis también puede proceder del modo en que me trato, trato y me tratan los demás con relación a la crítica.
Comprensión amorosa
La articulación o articulaciones afectadas nos proporcionan más información, por lo que hay que preguntarse el por qué del dolor en esa área, buscar su función y su relación simbólica, ejemplo, el hombro se relaciona con el apoyo, la rodilla con el hincarse, etc. Algunos ejemplos pueden ser:
- Manos: ¿Estoy realmente haciendo lo que deseo y lo que quiero hacer? ¿Siento que mis asuntos están bien en mis manos? ¿Existen personas a las que ya no tenga el gusto de darle la mano o ayudarle?
- Codos: ¿Estoy inflexible a los cambios de direcciones por tomar en mi vida? ¿Permito a los demás ser libres y expresar su pleno potencial? ¿Me siento apoyado? ¿Quién no me apoyó?
- Rodillas: ¿Frente a quién o qué tengo la sensación de tener que arrodillarme y delante de quién o qué no quiero doblar?
Es importante reconocer nuestros pensamientos, acciones y decisiones respecto a nuestra flexibilidad en la vida y también entender cómo se nos juzga y sobre todo buscar donde iniciaron esos pensamientos. Reconociendo y cambiando nuestras actitudes es como estamos un paso más cerca de mejorar.
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