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Brotes psicóticos
Presencial o en linea con el equipo de Fernando Sánchez
Un brote psicótico se puede entender como una ruptura temporal de la realidad: durante esta ruptura la persona no distingue si lo que le sucede o percibe es real o ficticio. Generalmente la persona suele sentirse atacada y siente que todos están en su contra o que está en peligro de muerte.
Las causas de los brotes psicóticos pueden ser: un estrés muy fuerte, el consumo de sustancias, drogas, alucinógenos, intoxicaciones o enfermedades mentales. Algunos de los síntomas de los brotes psicóticos pueden ser:
- Conducta desorganizada.
- Conductas anormales en la persona: puede sentir que la persiguen, decir que escucha voces, etc.
- Conductas de aislamiento social.
- Cambios en los hábitos, tanto de higiene como alimenticios.
- Estados de ansiedad o de pánico.
Los brotes psicóticos desde la Biodesprogramación
En el caso de los brotes psicóticos encontramos dos focos de Hamer, que conforman una constelación: conflictos de territorio (fase depresiva) y de identidad (fase maníaca). Se llaman constelaciones cerebrales cuando hay varias “enfermedades”activas o en fase de epicrisis en cada uno de los dos hemisferios.
Los brotes psicóticos se desencadenan ante situaciones específicas, por lo que hay que buscar qué estaba haciendo la persona en el momento en el que vivió esa situación por primera vez y cuáles son los síntomas que presentó y presenta: si escucha voces, si siente que lo atacan, si sienten que lo persiguen, etc. Teniendo en claro cuáles son las sensaciones de la persona y los momentos en que se activa, hay que buscar conflictos relacionados en los que la persona haya tenido una pérdida de territorio o de identidad.
En conflictos de pérdida de territorio se podría activar, por ejemplo, cuando una persona esté en un ambiente de gritos o de mucho ruido: podríamos encontrar, por ejemplo, que la persona en su infancia vivió un hecho de mucha violencia donde hubo muchos gritos y golpes y, quizá, eso determinó que sus padres se divorciaran o que los corrieran de su casa. En este caso la paranoia y la ansiedad suelen ser los primeros síntomas que la persona presenta, pues el cuerpo empieza a mandar señales de alerta.
En conflictos de pérdida de identidad podemos encontrar memorias del árbol transgeneracional, en donde, siguiendo con el ejemplo, podríamos encontrar que quien sufrió ese hecho violento donde hubo gritos o persecuciones fue el abuelo, y la persona es su doble por nombre. Esa memoria “ajena”, por la cercanía entre familiares, se activa al estar en determinados entornos y la persona se desconecta completamente de la realidad, sintiendo que deja de ser ella.
Comprensión amorosa
En estos casos es muy importante entender que el cerebro, al contrario de lo que parece, no está fallando, sino que está protegiendo a la persona de enfrentarse con situaciones que en el pasado, ya sea en su vida o en el árbol, causaron mucho daño. Hay que buscar con mucha atención los programantes, analizando los síntomas del brote y analizando las circunstancias emocionales, sociales y ambientales en el que se presentó por primera vez.
Es muy importante que se corte con la historia, ya sea sanando la herida o cortando con la historia del árbol, el simple hecho de reconocer lo que pasó, hacer consciente lo inconsciente, nos permite recuperar el bienestar. De igual manera, expresar lo que nos hizo falta expresar y cambiar la perspectiva de la situación no solo beneficia a la persona, sino también a todo el árbol.