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Hepatitis
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La hepatitis se refiere a una inflamación del hígado, que puede ser crónica o aguda. La hepatitis se puede presentar en personas de ambos sexos y de todas las edades. La función del hígado es producir bilis para facilitar la digestión; metabolizar los carbohidratos, lípidos y proteínas que consumimos; almacenar o liberar glucosa, vitaminas y minerales, según lo requiera el cuerpo; y desintoxicar la sangre. La medicina oficial señala distintas causas de la hepatitis y, de acuerdo a ellas, señala diferentes tipos de hepatitis, como A, B, C, D, E, hepatitis vírica, hepatitis alcohólica, hepatitis autoinmune, entre otras.
Los síntomas de la hepatitis crónica se desarrollan lentamente, por lo que puede ser que tarde en ser notada. Por otro lado, los síntomas de la hepatitis aguda se desarrollan rápidamente. En ambos tipos de hepatitis podemos encontrar algunos de los siguientes síntomas:
- Piel y ojos amarillos.
- Fatiga.
- Síntomas similares a la gripe.
- Pérdida del apetito y pérdida de peso.
- Orina oscura.
- Heces pálidas.
- Dolor abdominal.
La hepatitis desde la Biodesprogramación.
El hígado es el “dador de vida”, porque sus funciones son desintoxicar, apoyar en la digestión, separar y guardar los nutrientes necesarios para que lleguen a la sangre y separar lo que no sirve para que se deseche. Recordemos que los malestares terminados en “itis”, indican una fuerte ira contenida. Por esta razón, desde la biodesprogramación, la hepatitis se presenta cuando hay una ira grande acumulada y, también, hay problemas relacionados con el alimento.
La inflamación del hígado se relaciona con la carencia alimenticia. Si existe una fuerte preocupación por no tener alimento o por creer que se puede terminar, el hígado se inflamará buscando contener más nutrientes para que, cuando llegue el momento de escasez, el cuerpo no sufra por falta de alimento.
Puede ser que nos hayan corrido del trabajo, que alguien nos deba dinero o simplemente que exista una situación particular que nos haga sentir que hay una carencia, sobre todo de alimento. En ese sentido, puede ser que nosotros no seamos directamente los de la carencia, pero que estemos programados a vivir con miedo ante ella y en el momento en que, por ejemplo, algún familiar o persona querida necesite de nuestra ayuda y nosotros no podamos, no tengamos o no sintamos que tenemos las herramientas necesarias para ayudar.
Una de las funciones más importantes del hígado es la de desintoxicar, por lo que en el hígado pueden ir a parar emociones profundas, llenas de odio e intoxicantes, que el hígado no está desintoxicando de forma adecuada y están causando una inflamación. También, dependiendo del tipo de hepatitis diagnosticada, se pueden reconocer algunas causas emocionales:
- La hepatitis A se relaciona con un rencor que puedo tener frente al mismo alimento o frente a un problema relacionado al mismo.
- La hepatitis B manifiesta un rencor vivido con algo o alguien que me ha sido impuesto.
- La hepatitis C se produce después de un gran rencor en relación con lo desconocido. Hay un sentimiento de resistencia frente a nuevas situaciones en mi vida.
Comprensión amorosa
Hay que reconocer dónde está la carencia y cómo la estamos viviendo, porque puede ser que esta carencia tenga su historia desde el vientre de la madre o en los primeros meses de vida, por ejemplo, en caso de que la hepatitis sea en niños, puede ser que la madre haya olvidado alguna vez a los cuatro meses darle de comer a su bebé y el niño a los cuatro años presente un problema de hígado porque la memoria se quedó guardada y aparezca el sentimiento de carencia.
Si reconocemos de dónde viene el sentimiento de carencia, hay que trabajar por darle una solución real o simbólica, porque puede que realmente tengamos la solvencia económica para que nunca nos falte el alimento, pero que inconscientemente tengamos ese miedo de que se puede acabar.